Fecha: 27/09/2023
Llevamos meses escuchando hablar de las olas de calor, pero hay otro tipo de ola de calor que nos debe preocupar tanto o más: las olas de calor marinas.
El término se refiere a periodos de temperaturas anormalmente altas en un mar u océano, y fue utilizado por primera vez en 2011, después de un evento de calor sin precedentes en la costa oeste de Australia. Esta ‘primera’ ola de calor marina tuvo consecuencias severas para los bosques de algas y causó cambios en los ecosistemas de la costa australiana.
Desde entonces ha habido varias olas de calor marinas. Tan solo este año se registraron olas de calor marinas en Florida y en la costa oeste de Canadá, así como en el Estrecho de Gibraltar, Irlanda, Reino Unido y Nueva Zelanda.
Como afirma la BBC, “un reporte de 2021 del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) encontró que las olas de calor marinas se habían duplicado en frecuencia entre 1982 y 2016, y tornado más intensas y más largas desde la década de 1980”. Y en 2023 las temperaturas rompieron de nuevo todos los récords.
¿Qué tiene que ver El Niño con las olas de calor?
Las olas de calor a menudo están vinculadas al fenómeno de El Niño. Como escribimos recientemente, El Niño se refiere a un aumento inusual en la temperatura de las aguas en ciertas zonas del Océano Pacífico. Cuando el agua se calienta, los vientos alisios se debilitan o cambian de dirección y empujan el agua caliente hacia las Américas, en lugar de hacia la zona occidental, como ocurre normalmente.
Estas olas de calor desencadenadas por El Niño causan estragos en muchos ecosistemas marinos que son esenciales para la industria pesquera global, incluyendo los arrecifes de coral y las praderas marinas. Y en un momento en que las temperaturas del océano ya han alcanzado niveles de récord, las olas de calor causadas por El Niño pueden llevar a estos ecosistemas al límite.
Por qué nos preocupan las aguas calientes
Un aumento de 1 o 2 grados en la temperatura del océano puede parecer poco, pero es suficiente para acabar con cientos de especies y organismos que se han adaptado a lo largo de los siglos para sobrevivir dentro de un rango de temperatura específico.
Dillon Amaya, de The Conversation, escribe que “algunos peces aceleran su metabolismo de tal manera en aguas más calientes que queman energía más rápido de lo que pueden comer, por lo que terminan muriendo. La población de bacalao del Pacífico disminuyó en un 70% en el golfo de Alaska a consecuencia de una ola de calor marina. Otros impactos incluyen el blanqueamiento de corales y el crecimiento descontrolado de algas perjudiciales, entre otros. En definitiva, miles de millones de dólares estadounidenses se pierden cada año a causa de las olas de calor marinas”.
Ya muchas especies marinas se encuentran amenazadas por la contaminación, la pesca excesiva y otros problemas causados por la actividad humana. Ahora, además, se enfrentan a las consecuencias de estas olas de calor marinas desencadenadas por El Niño. La ya delicada situación de nuestros océanos podría verse en el límite.
Y no serán los organismos marinos los únicos afectados, sino también las millones de personas que dependen del océano para vivir y que verán su medio de subsistencia amenazado por estas condiciones extremas.