Fecha: 10/06/2023
Cada 16 de junio celebramos el Día Mundial de las Tortugas Marinas, una fecha que coincide con el nacimiento de Archie Carr, un gran conservacionista estadounidense que dedicó su vida a estudiar y proteger a estos longevos animales.
Actualmente, seis de las siete especies de tortugas marinas que existen en el mundo están en peligro de extinción. Lo que significa que, después de 110 millones de años navegando en nuestros océanos, las tortugas marinas podrían desaparecer.
Su desaparición supone un grave problema para los ecosistemas de los que son parte. Las tortugas marinas son consideradas una especie clave, lo que quiere decir que son imprescindibles para el mantenimiento de diversos ecosistemas. Nuestros océanos necesitan a las tortugas para mantenerse saludables.
¿Qué peligros enfrentan las tortugas marinas?
Tan solo una de cada mil tortugas marinas que salen del huevo logra sobrevivir hasta la edad adulta. El propio camino desde el nido hasta la orilla está plagado de amenazas, pero aquellas que sí llegan al mar siguen estando en riesgo: la pesca por error y para consumo, el tráfico ilegal y la contaminación suponen enormes peligros para las tortugas marinas.
Además, investigaciones recientes demuestran que los problemas de las tortugas comienzan incluso antes de que nazcan. Y no solo porque la urbanización masiva de las costas están limitando e impactando sus zonas de desove, sino por los efectos del cambio climático.
Soluciones locales, con potencial global
La mayoría de las especies de tortugas marinas eligen las playas del golfo de México, el Caribe o las costas del Pacífico para desovar. Por eso es en estas áreas donde se enfocan gran parte de los esfuerzos de conservación de tortugas: para asegurar su supervivencia desde que están en el nido.
En Costa Rica, la organización Tortugas Preciosas se dedica a recorrer los siete kilómetros de playa Preciosa, en el Pacífico Sur de Costa Rica, en busca de nidos de tortugas. La idea es encontrar y reubicar los nidos que puedan estar en áreas peligrosas, ya sea por saqueo de huevos (una práctica tristemente común) o porque están demasiado cerca de la línea de la marea.
También en Costa Rica, pero en la costa Caribe, el programa de investigación y conservación de la Reserva Pacuare ayuda a proteger nidos de tortugas marinas de este tipo de amenazas, además de liderar proyectos de educación e información que no solo involucran a los locales en sus tareas de conservación, sino que les instruyen sobre la necesidad ecológica de no robar huevos ni pescar tortugas.
En México también se desarrollan esfuerzos para proteger a las tortugas marinas, ya que allí desovan seis de las siete especies conocidas. En este caso, se trata de un plan a nivel estatal: la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México oficialmente declaró 17 playas de anidación del país como Áreas Naturales Protegidas. La intención es limitar la contaminación y el impacto humano en general en zonas ya identificadas como playas de anidación de las tortugas marinas y maximizar la cantidad de crías que nacen y llegan al mar.
Este tipo de soluciones, aunque parecen muy locales, tienen un impacto significativo respecto al número de tortugas marinas que sobrevive, lo cual a su vez impacta el bienestar de los ecosistemas marinos y de los océanos en general.