Fecha: 06/03/2023
La desigualdad de género afecta a las mujeres en prácticamente todos los aspectos de su vida. Y según estudios recientes, también en relación al cambio climático. Según Naciones Unidas, “la discriminación de género sistemática y las expectativas sociales relacionadas con los roles de género” hacen que las mujeres sientan más intensamente que los hombres los efectos de sequías, inundaciones y huracanes.
En casi todo el mundo, las mujeres son las principales encargadas de las actividades de cultivo, por lo que son las primeras en perder su medio de subsistencia tras una sequía. También son mayoría en la economía informal, por lo que son las primeras en quedarse sin trabajo tras un huracán, por ejemplo. Además, deben soportar el aumento de la violencia de género que muchos estudios han relacionado con los desastres climáticos.
La desigualdad de género, de hecho, está costándole la vida a muchas mujeres. Según un informe del PNUD, “en fenómenos climáticos extremos ocurridos en los últimos 20 años, la proporción de fallecimientos entre mujeres fue superior al 60%”. Según ONU Mujeres, las probabilidades de morir luego de un evento climático extremo son 14 veces más altas para mujeres, niñas y niños que para los hombres.
El caso de América Latina
Eliana Rubiano, economista del Banco Mundial, explica que “la discriminación de género en América Latina y el Caribe se manifiesta de muchas maneras: en la participación en el mercado laboral, en el acceso a los servicios públicos, a los activos productivos y en las diferencias salariales. Además, en la participación de las mujeres en la toma de decisiones”.
“Por otro lado –continúa Rubiano– con 14 de los 25 países con el mayor número de femicidios, América Latina tiene unas de las tasas más altas de violencia de género”. Todo esto hace que las mujeres sean más vulnerables ante los efectos económicos y de salud causados o agravados por el cambio climático.
Para la mexicana Patricia Espinosa, ex secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, la respuesta está en incluir a las mujeres en la búsqueda de soluciones. “El cambio climático y todos los demás desafíos a los que se enfrenta la humanidad no se pueden afrontar si excluimos a la mitad de la población mundial”, afirma.
Espinosa afirma que las mujeres “son cruciales para el desarrollo de las soluciones climáticas, pero a menudo se ven marginadas del liderazgo climático (...). Debemos garantizar que las mujeres tengan plena capacidad para participar, contribuir y dirigir una sólida acción climática en todo el mundo”.
De hecho, la experiencia de campo de PNUD demuestra que es esencial tener en cuenta las dinámicas de género al diseñar y aplicar soluciones a los problemas causados por el cambio climático.
Las mujeres “son pioneras en la adopción de nuevas técnicas agrícolas, las primeras en responder cuando tiene lugar un desastre y las encargadas de tomar decisiones importantes en el hogar con relación a la energía y los desechos”. Por tanto, las soluciones pensadas con sus necesidades en mente tienen mayor repercusión y son más sostenibles en el tiempo.
A pesar de la desigualdad, muchas mujeres –desde los más avanzados laboratorios científicos hasta las comunidades más rurales– están ya trabajando y liderando esfuerzos para encontrar respuestas efectivas e inclusivas frente al cambio climático. Respuestas desarrolladas por y para la población más vulnerable.