Fecha: 30/01/2025
En muchos aspectos, 2024 fue el año de la inteligencia artificial. El uso generalizado de ChatGPT, por ejemplo, ha revolucionado una variedad de sectores e industrias. Resulta natural, por tanto, que el papel de la inteligencia artificial en relación al medio ambiente surja como uno de los temas clave de 2025. ¿Es la IA la gran solución a nuestros problemas ambientales? ¿Cuál es el costo ambiental de la IA?
Sin duda, la inteligencia artificial ofrece grandes oportunidades para acelerar la acción climática y ayudarnos a descarbonizar nuestra economía más rápidamente. Algunos ejemplos incluyen mejorar la eficiencia de la red eléctrica, el monitoreo de los esfuerzos de conservación y el desarrollo de modelos climáticos, así como optimizar redes de transporte y cadenas de suministro para reducir emisiones.
Pero, como señala el Foro Económico Mundial, no se trata de una “solución mágica”: “La IA puede ayudar a escalar y acelerar los esfuerzos de sostenibilidad, pero, como la kryptonita, sus demandas energéticas podrían socavar sus beneficios si no se gestiona con cuidado.”
Tres casos en los que la IA fomenta la sostenibilidad
Con la capacidad de monitorear, analizar y comparar grandes cantidades de datos, la IA puede detectar patrones y predecir resultados. Las aplicaciones prácticas de esto son abundantes: desde monitorear el medio ambiente para predecir eventos climáticos extremos y así reducir sus efectos devastadores, hasta ayudar a gobiernos, empresas y personas a tomar decisiones más ecológicas y eficientes.
Hoy en día se espera que las empresas busquen reducir emisiones y cumplan con estándares de sostenibilidad regionales y globales. Esto requiere un extenso análisis de información y, a menudo, la presentación de informes complejos. La IA puede ser una gran herramienta en ambos casos. Por ejemplo, puede simplificar los informes y proponer formas en las que las empresas pueden ser más sostenibles, desde la optimización de la cadena de suministro hasta el uso más eficiente de energía y agua.
Con el uso de IA, los agricultores pueden analizar datos provenientes de imágenes satelitales y pronósticos meteorológicos para optimizar el uso de agua, fertilizantes y pesticidas. Los datos sugieren que la agricultura de precisión puede aumentar la eficiencia agrícola entre un 20% y un 40%, y al mismo tiempo reducir el impacto ambiental de la agricultura gracias a un uso más eficiente de los recursos. Además, las herramientas de IA también podrían ayudar a reducir el desperdicio de alimentos al mejorar su distribución.
De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la IA ya se está utilizando para mapear la extracción destructiva de arena y rastrear las emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero. En la selva amazónica, donde los incendios representan una dramática amenaza, la IA se utiliza para detectar incendios rápidamente, lo que reduce significativamente los tiempos de respuesta y los daños causados.
¿Qué obstáculos de sostenibilidad presenta la IA?
Según la ONU, el problema ambiental de la IA está relacionado con los centros de datos donde se alojan la mayoría de los despliegues de IA a gran escala. En primer lugar, estos centros consumen grandes cantidades de energía y de materias primas. En segundo lugar, generan residuos electrónicos que a menudo contienen sustancias peligrosas, como mercurio y plomo. Finalmente, los centros de datos requieren cantidades sustanciales de agua, tanto durante su construcción como para su enfriamiento continuo.
Según el PNUMA, “a nivel mundial, la infraestructura relacionada con la IA podría pronto consumir seis veces más agua que Dinamarca, un país de 6 millones de habitantes, según una estimación. Esto es un problema cuando una cuarta parte de la humanidad ya carece de acceso a agua potable y saneamiento.”
La pregunta clave es si los beneficios de sostenibilidad de la IA pueden superar sus propias demandas de energía y recursos. Es evidente que la IA puede ayudar a reducir significativamente las emisiones globales, pero necesitamos encontrar una manera de mitigar su propia huella ambiental si realmente queremos confiar en ella como una “solución” al problema de sostenibilidad mundial.