Fecha: 17/10/2022
Según la UNESCO, una botella de plástico abandonada en una playa o en el océano tarda entre 400 y 450 años en descomponerse. Y aunque cada vez surgen más iniciativas y fundaciones dedicadas a extraer los residuos plásticos de nuestras aguas, la verdad es que sigue siendo una carrera a contrarreloj tan intensa y preocupante como la lucha contra el cambio climático.
La razón es simple: con el tiempo, el plástico que ensucia nuestros océanos se irá fragmentando hasta convertirse en partículas de menos de 5 mm. Estos microplásticos son más difíciles de eliminar y más fácilmente ingeridos por los peces y otras especies marinas. Si no actuamos ya, estos plásticos tendrán un impacto irremediable sobre nuestros ecosistemas y nuestra salud.
Un ideal puesto en marcha
“¿Por qué no podemos limpiar esto?” Con esta pregunta comenzó hace más de una década The Ocean Cleanup, la organización sin fines de lucro que tiene como objetivo eliminar el plástico de nuestros océanos. Su fundador, Boyan Slat, se planteó esa cuestión después de un día de buceo en Grecia, donde vio más bolsas plásticas que peces.
Entonces tenía 16 años. Poco después su obsesión por la contaminación del agua le llevó a dar una charla en TedX (que se volvería viral), y a fundar su organización, que desarrolla tecnología para librar a nuestros océanos de residuos plásticos.
En julio de 2022 The Ocean Cleanup marcó un hito importante: extrajeron más de 100.000 kg de plástico de la Gran Mancha del Pacífico. Su sistema más actual, llamado Jenny, comenzó a operar en agosto de 2021, y en menos de un año recolectó 101.353 kg de plásticos marinos.
Prevención ante todo
Quizá lo más interesante del trabajo de The Ocean Cleanup es que se enfocan tanto en la solución como en la prevención. “Nuestras investigaciones demuestran que los ríos son las arterias que llevan el plástico de la tierra al mar”, explica Slat, que ahora tiene 28 años: “También hemos encontrado que el 1% de los ríos es responsable por casi el 80% de todo el plástico que llega a los océanos”.
Por eso la organización se enfoca también en interceptar la basura en los ríos, antes de que se sume a las ya enormes manchas de plástico existentes. Es lo que llaman “cerrar el grifo” y lo hacen con los llamados sistemas “interceptores”. The Ocean Cleanup ha desarrollado diferentes modelos de interceptores que se adaptan a las particularidades de cada río, pero todos tienen un mismo objetivo: evitar que los residuos plásticos lleguen al mar.
¿A dónde va a parar el plástico marino?
Las más de 100 toneladas de plástico recolectadas en los océanos por The Ocean Cleanup han sido clasificadas y enviadas a reciclar. Sin embargo, también han servido para continuar financiando sus operaciones de limpieza.
Es el caso de los lentes de sol que crearon utilizando plástico recolectado a lo largo de 2019 en la Gran Mancha del Pacífico, y que son a su vez reciclables. La venta de los lentes permitió financiar la limpieza de una superficie de la Gran Mancha equivalente a medio millón de campos de fútbol americano. En el futuro, The Ocean Cleanup formará alianzas con otras empresas interesadas en utilizar el “plástico marino” para sus propios productos.
Desde luego, la mejor solución, y la más preventiva, sería eliminar los plásticos de un solo uso de nuestras vidas, pero mientras el mundo se adapta a esa necesidad, iniciativas como The Ocean Cleanup ayudan a mantener a raya uno de los mayores problemas que enfrenta nuestro planeta.