Fecha: 16/01/2024
Tras el enfoque en los combustibles fósiles en la COP28, este nuevo año pone sobre la mesa otra importante conversación para el medio ambiente. De hecho, este nuevo debate está bastante relacionado con los combustibles fósiles.
Se trata del Tratado Global sobre Plásticos. Las negociaciones han estado en marcha desde 2022 y se espera que finalicen este año; sin embargo, a juzgar por las reuniones celebradas en 2023, todavía queda un largo camino por recorrer antes de que se alcance un acuerdo.
¿Cuál es el problema?
El objetivo es tener un tratado formal finalizado para finales de 2024. Pero en la última reunión, que tuvo lugar en noviembre de 2023, no se avanzó demasiado.
El principal problema es que los activistas, científicos y muchos de los países involucrados en las negociaciones quieren un tratado que aborde todo el ciclo de vida de los plásticos, es decir, desde su producción hasta la gestión de residuos.
Otros países, como Irán, Arabia Saudita, Rusia, Cuba y Bahréin, buscan que el documento se centre exclusivamente en la gestión de residuos, en lugar de limitar la producción de plásticos.
Otro problema que no se ha resuelto es si el tratado resultante establecerá pautas obligatorias o voluntarias.
Un límite en los plásticos
Al igual que la transición hacia fuentes de energía renovables, el camino hacia un mundo libre de plásticos será largo, muy debatido y plagado de intereses económicos. Lo que no es ninguna sorpresa si consideramos que el mercado global de plásticos se valoró en USD 609.01 mil millones en 2022.
Sin embargo, este tratado está destinado a terminar con la contaminación por plásticos. Para lograrlo, parece inevitable limitar la producción de plásticos, de lo contrario, los esfuerzos de gestión de residuos nunca podrán hacer mella en el problema.
Una cuestión de salud pública
Por otro lado, muchos científicos y activistas están pidiendo regulaciones estrictas sobre las sustancias químicas utilizadas para producir plásticos. Según la ONU, “más de 13.000 sustancias químicas se han identificado como asociadas con los plásticos y la producción de plásticos en una amplia gama de aplicaciones, muchas de ellas altamente tóxicas. PFAS, ftalatos, bisfenoles (BPAs), alquilfenoles y etoxilatos de alquilfenol y biocidas son algunas de las más preocupantes.
Estos químicos no solo contaminan nuestro agua y suelo, sino que también afectan la salud humana: varios estudios han demostrado que estos químicos pueden dañar el sistema endocrino de las personas, lo que impacta el crecimiento y desarrollo, el metabolismo, la función sexual y el estado de ánimo.
¿Qué pasa con el reciclaje?
Con los millones de toneladas de plásticos que ya contaminan los océanos y la tierra, solo la combinación de una producción reducida y grandes esfuerzos de reciclaje puede marcar la diferencia ante el problema de los plásticos. Esta es la postura de muchas personas y países involucrados en las negociaciones.
Por supuesto, esto no significa que gran parte del enfoque durante las negociaciones del tratado no se centre en los esfuerzos de reciclaje. En todo el mundo, millones de toneladas de plásticos todavía no se desechan ni reciclan adecuadamente, y muchos países aún están rezagados en cuanto a legislación y soluciones para la contaminación por plásticos. Financiamiento, proyectos de reciclaje escalables y apoyo para los países más vulnerables serán algunos de los temas a debatir en las reuniones del tratado este año.
La próxima está programada para abril de 2024 en Ottawa, Ontario. Con la salud del planeta y las personas en juego, muchos estarán a la expectativa de si se logra alcanzar un acuerdo verdaderamente revolucionario y vinculante.