Fecha: 16/08/2023
La temperatura global continúa aumentando y con ella el número de enfermedades y muertes relacionadas con el calor. La tendencia es particularmente preocupante en las ciudades, donde la temperatura suele ser varios grados mayor que en las zonas periféricas.
Es el llamado ‘efecto insular del calentamiento urbano’, que ocurre cuando existe una alta concentración de asfalto, edificios y otra infraestructura que absorbe y retiene el calor; es decir, en la mayoría de ciudades. Este efecto aumenta los costos de energía y los niveles de polución, además de la probabilidad de padecer enfermedades relacionadas con el calor.
Decenas de ciudades alrededor del mundo están experimentando olas de calor sin precedentes este verano, y las autoridades locales han entendido que es necesario encontrar maneras de bajar las temperaturas para proteger a los ciudadanos.
La planificación urbana responsable e innovadora y, sobre todo, la siembra de árboles, son solo algunas de las maneras en que ciudades como Sevilla y Nueva York están combatiendo las olas de calor:
Creando sombra
En Sevilla, donde dan nombre a las olas de calor como se hace con las tormentas, crear sombra se ha convertido en un arma contra el calor. En la sombra, la temperatura suele ser al menos un par de grados menor que bajo el sol, por lo que la ciudad ha venido instalando marquesinas y toldos en varias partes de la ciudad. Junto con la siembra de árboles, es un excelente método para protegerse del calor.
En Abu Dhabi llegaron a la misma conclusión respecto a la importancia de la sombra, por lo que han instalado bancos cubiertos, corredores de sombra y aire, y toldos que se cierran por la noche para dejar escapar el aire caliente. La fachada de un conocido rascacielos incorpora un sistema de toldos con sensores que se abren cuando les da el sol, por lo que ayudan a mantener el edificio fresco, sin quitarle luz.
Una capa de blanco
Otra manera de combatir el calor en las ciudades es pintando las superficies que más retienen el calor de colores claros. En Los Ángeles, por ejemplo, se están cubriendo algunas calles con ‘la pintura más blanca del mundo’.
Mientras el asfalto oscuro absorbe los rayos del sol, las calles blancas los reflejan. Esto hace que se mantengan a una temperatura varios grados por debajo de la media de las carreteras de asfalto. Como resultado, los edificios adyacentes también se mantienen más frescos y se reduce la necesidad de aire acondicionado.
La ciudad de Nueva York también ha aplicado la lógica de los colores claros, y ofrece pintar los techos de algunos edificios de blanco, ya que estos reflejan hasta 90% menos luz solar y mantienen los edificios hasta 30% más frescos.
Soluciones holandesas
En Arnhem, Holanda, han decidido simplemente reducir el número de carreteras para limitar el efecto de calentamiento urbano. Por eso están reevaluando su red de carreteras para reducir las calles menos utilizadas y emplear ese espacio para sembrar árboles.
También en Holanda, la ciudad de Rotterdam se ha vuelto un ejemplo de los beneficios de los techos verdes. Según estudios recientes, los techos verdes pueden reducir la temperatura ambiente de las ciudades en hasta cinco grados Fahrenheit. En las ciudades, donde suele ser más difícil encontrar lugar para espacios verdes, estos techos sembrados ofrecen una solución favorecedora para la biodiversidad, y para la reducción de temperaturas.
Los árboles, la solución global
De París a Los Ángeles, básicamente todas las ciudades que están tratando de aplacar las olas de calor han optado por un mismo método: la siembra de árboles.
Los árboles funcionan como los aires acondicionados de la naturaleza, ya que ayudan a regular la temperatura del planeta: absorben CO2, ofrecen sombra, reflejan y dispersan la luz solar, y liberan agua de vapor al aire, lo que también ayuda a bajar las temperaturas.
Independientemente de qué otras herramientas e innovaciones se utilicen, sembrar árboles sigue siendo la mejor solución.