Fecha: 11/03/2024
Sequía. La palabra se ha repetido continuamente en relación a América Latina desde mediados de 2023 y hasta hoy. La región, en efecto, se ha enfrentado a picos de calor extremo y episodios de sequía más largos e intensos de lo normal.
Quizá los dos ejemplos más visibles de ello sean el canal de Panamá y el río Amazonas. El primero saltó a los titulares globales cuando la falta de agua obligó a imponer restricciones de tránsito que alteraron las cadenas de suministro de empresas de todo el mundo. Por su parte, el río Amazonas y varios de sus afluentes hicieron (triste) historia al alcanzar sus niveles más bajos en 120 años.
El Amazonas es el río más caudaloso del mundo; una quinta parte del agua dulce del planeta fluye a través de esta importante selva tropical. Pero en 2023 los ríos se secaron, por lo que murieron cientos de animales y se desataron enormes incendios forestales.
En Panamá, los bajos niveles de agua del lago Gatún tuvieron un impacto directo en el comercio mundial. Dicho lago artificial es esencial para la operación de las esclusas del Canal, pero la sequía impidió que funcionara con normalidad, por lo que hubo embotellamientos de buques y retrasos generales con costosas consecuencias.
El papel de El Niño
En la Amazonía, la deforestación y los efectos del cambio climático han reducido las lluvias y debilitado la capacidad de los árboles y el suelo para retener la humedad; todo esto agudizó la sequía.
Sin embargo, además del calentamiento global existe otro factor importante relacionado a la sequía, y que también es común a la situación en Panamá: El Niño.
El Niño es un fenómeno natural que ocurre en el Océano Pacífico y que trae consigo un pico de temperaturas altas. De hecho, fue uno de los factores que hizo que 2023 fuera el año más caluroso jamás registrado.
En este caso, El Niño ha agudizado los bajos niveles de agua en Panamá y reducido las precipitaciones en el Amazonas. De hecho, se espera que la sequía termine o mejore cuando El Niño desaparezca (probablemente para abril de 2024).
Consecuencias económicas y sociales
El embotellamiento y los retrasos en el Canal, que han costado millones de dólares a empresas de todo el mundo, han puesto de relieve cómo la crisis climática nos afecta a todos, incluyendo a aquellos que contribuyen a su desarrollo con sus altos niveles de emisiones. Este tipo de situaciones evidencian que todos nos beneficiaríamos de una economía menos dependiente de los combustibles fósiles.
A nivel regional, la sequía en la cuenca Amazónica ha tenido un impacto enorme. Provocó, por ejemplo, cortes de electricidad en Ecuador y Venezuela cuando los bajos niveles de agua obligaron a cerrar una importante central hidroeléctrica en Brasil que suministra a ambos países.
Por supuesto, también causó la pérdida de biodiversidad y el deterioro de una de las selvas tropicales más importantes del mundo, además de haber impactado a millones de personas que vieron sus medios de subsistencia amenazados por la falta de agua y los incendios.
De hecho, esta es una de las grandes preocupaciones respecto al cambio climático en América Latina: que agudice la pobreza y desate migraciones masivas asociadas al clima. Episodios de sequía extrema como el que ya dura meses son justamente el tipo de retos a los que la región se enfrentará con cada vez más frecuencia si no comienzan a revertirse los efectos del calentamiento global.