Fecha: 15/01/2024
Ha sido un año de romper récords, y no en el buen sentido. Este 2023 hemos vivido los meses de octubre, septiembre, agosto, julio y junio más calurosos de la historia. Por eso, los científicos han advertido que este año será más caluroso que cualquier otro registrado hasta ahora.
El análisis realizado por Copernicus Climate Change Service tiene en cuenta datos desde enero de 1940 hasta hoy, y utiliza miles de millones de mediciones de satélites, barcos, aviones y estaciones meteorológicas de todo el mundo.
Entonces, ¿qué está causando estas temperaturas de récord? En resumen, el aumento de las emisiones de carbono y el cambio climático, así como el fenómeno climático de El Niño que experimentamos este año.
Consecuencias más allá de los números
Es fácil olvidar que las altas temperaturas significan más que cifras. En palabras de la científica climática Friederike Otto: "El hecho de que estemos viendo este año récord de calor implica también un récord de sufrimiento humano".
Un mundo más caliente conlleva olas de calor extremo y sequías que, durante 2023, ya le han costado la vida, y los medios de subsistencia, a miles de personas. "Estos son los récords que importan", reiteró Otto.
Aunque el mundo entero experimentará los impactos potencialmente mortales de las altas temperaturas, regiones como América Latina y el Caribe son particularmente vulnerables a sus efectos. Tanto el IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático) como la Organización Meteorológica Mundial (OMM) han llevado a cabo estudios en los últimos 3 años que respaldan esta conclusión.
En su informe de 2022, el IPCC concluyó que América Central y del Sur están "altamente expuestas, vulnerables y fuertemente impactadas por el cambio climático". El hecho de que la región también haya experimentado históricamente inestabilidad política y altos niveles de pobreza y desigualdad agrava aún más la situación.
Veamos algunas formas específicas en las que las temperaturas crecientes están afectando a las personas y el medio ambiente en América Latina y el Caribe:
Derretimiento de glaciares andinos: Los glaciares en los Andes tropicales han disminuido en más del 30% desde 1980; y algunos glaciares en Perú han perdido más del 50% de su área. Esto aumenta los riesgos de escasez de agua para las poblaciones y ecosistemas andinos.
Aumento del nivel del mar: Las poblaciones de la costa atlántica de América del Sur y el Atlántico Norte subtropical / Golfo de México se enfrentan a la contaminación de agua dulce, erosión, inundaciones y riesgos elevados de marejadas ciclónicas debido al rápido aumento del nivel del mar en la zona.
La sequía y la agricultura: La seguridad alimentaria y la agricultura están amenazadas debido a condiciones constantes de sequía y otros eventos climáticos extremos en la región. En 2021, 7.7 millones de personas en Guatemala, El Salvador y Nicaragua experimentaron altos niveles de inseguridad alimentaria, a consecuencia de los huracanes Eta e Iota, que fueron agravados por el COVID-19.
Migraciones impulsadas por el clima: Los Andes, el noreste de Brasil y los países del norte de América Central se han convertido en puntos críticos para migraciones y desplazamientos impulsados por el clima en los últimos 8 años. El cambio climático actúa como un importante amplificador, exacerbando los impulsores sociales, económicos y ambientales de la migración.
La agonía del Amazonas: Los incendios forestales, vinculados al aumento de la temperatura, la sequía y los vientos fuertes, han aumentado en los últimos años. La degradación de la selva amazónica no es solo una preocupación importante para la región, sino también para el clima global, debido al papel fundamental que juega el bosque en la mitigación de los efectos del cambio climático.