Fecha: 17/10/2022
Entre las muchas consecuencias negativas de nuestro impacto sobre el planeta, la destrucción de los arrecifes de coral es una de las más críticas y, sin embargo, de las más ignoradas. Los incendios forestales, las inundaciones y las temperaturas extremas reciben más atención porque tienen repercusiones directas sobre las personas, mientras que los corales están desapareciendo lejos de nosotros, bajo el agua, en silencio.
Y así, silenciosamente, se extinguirán. En los últimos 70 años hemos perdido la mitad de los arrecifes de coral de todo el mundo, y la tendencia no muestra señales de revertirse. La contaminación del agua, la pesca indiscriminada y los cambios de temperatura y acidez de los océanos a consecuencia del cambio climático son algunos de los factores que contribuyen a su destrucción.
¿Por qué son importantes los arrecifes de coral?
Según la ONG Coral Reef Alliance, “muchos consideran que los arrecifes de coral tienen la mayor biodiversidad de todos los ecosistemas del planeta, incluso más que una selva tropical. Los arrecifes de coral, que ocupan menos del 1% del fondo del océano, albergan más del 25% de toda la vida marina”.
Estos dinámicos ecosistemas existen gracias a un delicado equilibrio que debe mantenerse para que todos sus miembros prosperen. Cuando aguas residuales llegan a los océanos, por ejemplo, traen consigo químicos, bacterias y nutrientes de los que las algas se alimentan. Gracias a ello, las algas crecen más rápido de lo normal hasta invadir y sobrepasar los arrecifes. El aumento de la temperatura de los océanos tiene el mismo efecto.
De modo que, aunque nuestro impacto sobre los arrecifes no sea tan visualmente impresionante como el Gran Parche de Basura del Pacífico, es igualmente destructivo. Y nos afecta a todos, ya que estos ecosistemas representan una fuente de ingresos, seguridad alimentaria y protección para más de 500 millones de personas en todo el mundo.
Cuando un coral muere o se deteriora, los peces y demás especies marinas en las que contamos como fuente de alimento e ingresos desaparecen también. “Si se manejan adecuadamente, los arrecifes de coral pueden producir un promedio de 15 toneladas de pescado y otros mariscos por kilómetro cuadrado en un año. Los arrecifes de coral sustentan a 6 millones de pescadores en casi 100 países”, de acuerdo con información de Coral Reef Alliance.
Los arrecifes también protegen a casi 200 millones de personas de la amenaza de mareas ciclónicas e inundaciones, ya que pueden reducir la energía del oleaje en un 97% y, por tanto, funcionan como barreras naturales. Mientras el cambio climático continúe aumentando la probabilidad de este tipo de fenómenos meteorológicos extremos, más necesarios serán los arrecifes de coral.
¿Estamos a tiempo de salvar los arrecifes?
Únicamente el 27% de los arrecifes de coral de todo el mundo están en zonas protegidas, y de esos solo el 6% son administrados correctamente. Por tanto, es urgente proteger legalmente y manejar los arrecifes de manera adecuada, y para ello es necesario desarrollar legislación local y global.
Pero la ciencia también está buscando maneras de compensar la destrucción de los arrecifes. Algunos científicos han desarrollado experimentos para conseguir que los corales sean más resistentes ante los cambios de temperatura del agua, por ejemplo. Otros, como la oceanógrafa Carrie Manfrino del Central Caribbean Marine Institute, se han dedicado a regenerar los arrecifes en criaderos acuáticos.
Aunque estos esfuerzos son fundamentales, también son de lento avance. Demasiado lento si tenemos en cuenta la velocidad a la que se están deteriorando los arrecifes. Lo sabe bien David Vaughan, creador de la fundación Plant a Million Corals, a través de la cual está intentando llevar el proceso a gran escala. Su método permite que los corales crezcan de manera acelerada, logrando en 2 años lo que normalmente toma entre 15 y 25.
Finalmente, la acción individual también tiene un impacto en la salud de los arrecifes de coral. Más allá de mantenernos informados o involucrarnos con asociaciones dedicadas a la conservación de arrecifes, podemos también tomar medidas específicas cuando visitemos arrecifes o zonas donde estos proliferan. Por ejemplo, tocar o ponerse de pie sobre un arrecife puede dañar inmediatamente un organismo de miles de años de antigüedad. Por tanto, debemos ser conscientes de nuestro entorno en el océano tanto como en la tierra.